Los Juegos Olímpicos de Invierno de Milano Cortina 2026 se preparan como un punto de inflexión en la forma en que los grandes eventos deportivos se relacionan con el medio ambiente. Los organizadores han apostado por un modelo que minimiza nuevas construcciones, priorizando el uso de sedes existentes y estructuras temporales para reducir el consumo de recursos y las emisiones de carbono. Más del noventa por ciento de los lugares de competición ya existen o son temporales, lo que significa una huella ambiental mucho menor que en ediciones anteriores.
Un ejemplo clave de este enfoque es la decisión de no reconstruir la histórica pista de deslizamiento de Cortina, considerada demasiado costosa y con riesgos ambientales. En su lugar, se contempla celebrar las pruebas en países vecinos, lo que refleja un cambio hacia la colaboración y la reutilización. Esta medida muestra la disposición a replantear tradiciones en favor de un impacto más reducido sobre el planeta.
La innovación también se refleja en el diseño de las antorchas olímpicas y paralímpicas, fabricadas con metales reciclados y alimentadas con combustibles renovables. Su sistema recargable permite múltiples usos, reduciendo residuos y convirtiendo incluso a los símbolos de los Juegos en ejemplos de diseño circular.
Más allá de estas iniciativas, la fundación organizadora ha presentado una estrategia integral que aborda el cambio climático, la inclusión social, la igualdad de género, la accesibilidad y el desarrollo local. La visión no es solo organizar un espectáculo deportivo inolvidable, sino también dejar un legado duradero en las comunidades del norte de Italia.
La decisión de repartir los eventos en ocho ciudades y aldeas montañosas refuerza la integración en la vida regional, evitando proyectos masivos y fomentando beneficios económicos locales. Nuevas sedes, como las pistas de Livigno, se han diseñado con estándares modernos de seguridad y sostenibilidad, confirmando un compromiso con la innovación respetuosa con la naturaleza.
Milano Cortina 2026 se perfila así como un experimento audaz que pretende demostrar que unos Juegos Olímpicos pueden prosperar con creatividad, responsabilidad y respeto al medio ambiente, marcando el camino para el futuro.