Nico Rosberg es recordado por muchos por su velocidad en la pista de Fórmula 1, especialmente por haber conquistado el Campeonato Mundial en 2016. Pero en los últimos años se ha hecho igualmente conocido por algo muy distinto al rugido de los motores: su compromiso con la acción climática y la sostenibilidad.
Tras retirarse de las carreras en el mejor momento de su carrera deportiva, Rosberg cambió de rumbo y empezó a invertir tiempo, recursos y energía en proyectos que promueven un futuro más limpio. Cofundó el Greentech Festival, una plataforma global que reúne a líderes tecnológicos, emprendedores e innovadores que desarrollan soluciones sostenibles. El festival presenta desde aviación eléctrica hasta materiales de cero residuos, convirtiendo ideas en realidades.
Rosberg también se ha convertido en un inversor activo en start-ups centradas en energías renovables, movilidad eléctrica y reducción de carbono. No es solo una figura pública que presta su nombre; a menudo trabaja directamente con las empresas para ayudarlas a escalar sus tecnologías. Su visión es demostrar que el éxito empresarial y la responsabilidad climática pueden ir de la mano.
Además, Rosberg apoya la Fórmula E y la Extreme E, competiciones diseñadas en torno a vehículos eléctricos y la conciencia sobre la sostenibilidad. A través de estos proyectos, sigue vinculando su pasión por el automovilismo con la necesidad urgente de repensar la movilidad en un mundo afectado por el cambio climático.
La transición de Nico Rosberg de piloto campeón a innovador climático refleja un cambio más amplio que se está produciendo en el deporte y más allá. Al usar su plataforma e influencia, inspira tanto a los aficionados como a las industrias a adoptar nuevas tecnologías y dar pasos valientes hacia un futuro sostenible. Su trayectoria muestra que la velocidad y el progreso no solo se miden en vueltas, sino también en la carrera contra el cambio climático.