Rossignol, una de las marcas de esquí más icónicas del mundo, ha dado pasos importantes para adaptarse al cambio climático. Con temporadas de nieve cada vez más cortas y ecosistemas de montaña amenazados, la compañía se ha comprometido a reducir su huella ambiental en todas sus actividades.
Rossignol lanzó una línea de esquís eco-diseñados, fabricados con materiales reciclados y con un menor consumo de energía en el proceso de producción. La empresa también invierte en investigación para hacer que el equipo sea más duradero y reciclable, demostrando que el rendimiento y la sostenibilidad pueden ir de la mano. En sus fábricas, se están ampliando las iniciativas de energía renovable y reducción de residuos, mientras que el embalaje avanza hacia alternativas sostenibles.
Al replantearse la manera de diseñar, fabricar y distribuir sus productos, Rossignol demuestra que incluso en un deporte tan dependiente de condiciones naturales frágiles, las marcas pueden ser parte de la solución climática. La marca no solo protege los deportes de invierno, sino que también ayuda a garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de las montañas tanto como los esquiadores de hoy.