La NBA está anotando grandes puntos fuera de la cancha con su compromiso creciente con la sostenibilidad. A través de la plataforma NBA Green, la liga trabaja para reducir su huella ambiental mientras inspira a millones de aficionados a actuar. La NBA se ha comprometido a reducir sus emisiones de carbono a la mitad para 2030 y alcanzar cero emisiones netas para 2040, en línea con los objetivos climáticos globales.
En toda la liga, los equipos están transformando sus arenas en referentes de sostenibilidad. El Golden 1 Center de los Sacramento Kings funciona completamente con energía solar, mientras que otras sedes adoptan prácticas de construcción y diseño sostenibles. El State Farm Arena de los Atlanta Hawks ha logrado una de las certificaciones más altas por desviar millones de kilos de residuos de los aficionados mediante reciclaje y compostaje. El Rocket Mortgage FieldHouse de los Cleveland Cavaliers también ha implementado programas de compostaje a gran escala y reciclaje de residuos electrónicos.
Los viajes son una de las principales fuentes de emisiones de la NBA, y la liga ha tomado medidas para afrontarlo. Al reestructurar los calendarios, agrupar partidos geográficamente y optimizar la logística, la NBA ya ha logrado reducir de forma notable las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con los desplazamientos.
La NBA entiende que la sostenibilidad es un esfuerzo de equipo. Iniciativas como “Threes for Trees” vinculan la emoción del juego con acciones ambientales positivas, plantando árboles por cada triple anotado. En eventos importantes como el Juego de las Estrellas, la liga ha trabajado con organizaciones locales para recuperar miles de kilos de alimentos, convirtiendo el desperdicio en comidas para las comunidades y reduciendo emisiones. Además, el programa Launchpad ha impulsado innovaciones que fomentan el reciclaje e iniciativas que convierten redes de pesca desechadas en redes de baloncesto para comunidades necesitadas.
A través de NBA Green, la liga utiliza su plataforma global para dar protagonismo a la sostenibilidad. Al involucrar a los aficionados, empoderar a los jugadores y fijar objetivos climáticos ambiciosos, la NBA demuestra que el deporte puede desempeñar un papel clave en la construcción de un planeta más saludable.